jueves, 7 de junio de 2007

El Rey Mono 2

Para alguien que esté acostumbrado a la lectura de narraciones de la cultura occidental lo que más sorprende es el tratamiento espacio temporal de la obra. Se diferencia entre el espacio y tiempo que transcurre en tierra y entre el que transcurre en el cielo de los inmortales, que es mucho más libre cuando “afecta” a éstos. Así que cuando los inmortales se desplazan en sus nubes por el aire a miles de kilómetros de distancia, hacen todo lo que tienen que hacer en el destino y luego retornan al origen, para nosotros que hemos seguido la narración parece que ha pasado una eternidad, sin embargo los que quedan en el origen han esperado horas, como mucho algún día.

El grupo del viaje lo forman:

El monje Chen Hsü Tsang (Tripitaka), Sun Wu Kung (rey de los monos), Chu Ba Chie, Sha Wu Ching (El bonzo Sha), el hijo del dragón Kwang-Chin (el caballo).



El monje Chen Hsüan-Tsang (Tripitaka), es el Maestro Cigarra de Oro, que partirá de la corte de los Tang con un salvoconducto del propio Emperador con el fin de poder llegar sano y salvo al Oeste (India) para recoger los escritos sagrados del Buda (Sutras) y llevarlos de vuelta a la corte. Esta novela está basada en un viaje histórico realizado entre la dinastía Suei (581-618) y los años iniciales de la dinastía Tang (618-907), estos períodos fueron fundamentales para la identidad del Imperio chino, tanto cultural como económicamente. Algo que claramente rezuma por toda la novela es el tratamiento igualitario de las tres religiones (taoísmo, budismo y zen), aunque de vez en cuando haya religiosos que hagan uso impropio de sus poderes. Tripitaka está totalmente entregado al ejercicio de la virtud y busca con ahínco la perfección, es un gran conocedor de las escrituras y está próximo a alcanzar la inmortalidad (Nirvana). Su grado de perfección es muy famoso y muchos de los monstruos lo capturarán con la única finalidad de cocinarlo y zampárselo, ya que el que pruebe la carne de un ser tan puro alargaría su vida miles de años. Es increíble la variedad de gustos de todos estos monstruos, digno de un recetario (que si se lo cocinan asado, que si hervido, que si secado al sol etc.) Desde el primer momento vemos que si el pobre Tripitaka hiciera su viaje solo no llegaría ni a la vuelta de la esquina. Así que para hacer posible el viaje irá acompañado de unos poderosos discípulos.



Sun Wu Kung, es el rey de los monos, el protagonista principal de la novela. También llamado el Gran Sabio Sosia del Cielo, un personaje muy complejo y por eso mismo con una riqueza de diferentes matices que lo hace uno de los más grandes héroes de la Literatura Universal. En los primeros capítulos se nos presenta como un caótico e irreverente personaje que pone patas arriba todo el Cielo, travesuras a diestro y siniestro. Después de múltiples intentos es capturado y aprisionado (nunca mejor dicho) bajo la montaña de las Cinco Fases. Después de quinientos años se le da la posibilidad de redimirse de todas sus tropelías ayudando a Tripitaka en su viaje al Oeste para traer las escrituras. El peregrino (otro de los nombres del rey de los monos) es de un carácter más bien pendenciero, agresivo y sumamente arrogante, todo esto unido a sus enormes poderes metamórficos, una vista sin igual capaz de detectar el mal de un vistazo, una gran fuerza física, astucia y su famosa barra mágica de hierro con los extremos de oro lo hace un oponente terrible. No obstante, por medio de un sutil artificio Tripitaka podrá ir “domando” a tan terrible discípulo. De hecho una de las características que más me gustó de la novela es como Sun Wu Kung va recibiendo las lecciones del maestro y se va moldeando a tan terrible personalidad. El peregrino es el personaje que más evoluciona durante la novela pasa de ser un pendenciero indomable a ser el mono de la Mente domado y consiguiendo la perfección. También es un gran bromista que dará lugar a situaciones de lo más curiosas.



Chu Ba Chie, es el Mariscal de los Juncales Celestes en el Río de los Cielos, este discípulo de Tripitaka, es el contrapunto de Sun Wu Kung. Morro prominente, enormes orejas, el cuerpo cubierto de duras cerdas, feo con ganas (Chu significa cerdo), con un apetito sin límites, lujurioso, holgazán, bocazas, ignorante, es el centro de todas las bromas de Sun Wu Kung, que siempre se burla de su forma de ser. También Chu Ba Chie es un gran luchador, de enorme fuerza y prácticamente invencible con su tridente. Su medio natural es el agua allí es donde puede luchar mejor, tiene poderes metamórficos pero no tan completos como los del mono, tiene un gran olfato. El monje Tang le tiene especial afecto, esto será objeto de discordias durante el viaje, ya que el monje le hace más caso a Chu Ba Chie (seguramente porque cree que es sincero) que al mono. Chu Ba Chie utiliza este trato de favor para vengarse de las bromas pesadas que le hace el mono, le cuenta al maestro algunas dudosas hazañas del mono que llegan a provocar muchas veces el regaño severo e incluso el castigo a Sun Wu Kung. Esto será tan insoportable para el mono que a mitad de viaje se retira a su antigua morada (la Caverna de la Cortina de Agua, en la montaña de las Flores y Frutos) haciendo peligrar todo el proyecto. El propio Chu Ba Chie será el que obrará de mediador para recuperar al poderoso mono ya que sin él es imposible llevar a buen término el viaje.



Sha Wu-Ching (el bonzo Sha) era el Oficial encargado de levantar la cortina, inmortal poco hablador, encargado de portear el equipaje y de tirar de las riendas del caballo. Es también un luchador competente, su arma es su báculo. Es fiel y obediente, en muchas ocasiones su intervención sirve de distensión entre Chu Ba Chie y el mono. Normalmente suele ser el defensor y acompañante del maestro cuando el mono y Ba Chie se van a luchar contra los monstruos. A veces por el bonzo Sha oímos las palabras del sentido común, él es mucho más comedido que sus otros dos acompañantes.




La Bodhisattva Kwang-Ing no es compañera de viaje físicamente pero espiritualmente está con ellos, es el recurso cuando surgen problemas difíciles, cuando el maestro está en graves problemas muchas veces ella es la solución. Su poder, su sabiduría y su jerarquía (por llamarlo de alguna manera, ya que en la mayoría de sus intervenciones acaban con su sola presencia) son supremas.


Tathagata o el propio Buda, está al tanto de la expedición y a veces en capítulos especialmente complicados acabará por solucionar el conflicto. Algunas armas que utilizan los monstruos son especialmente eficaces y peligrosas, el peregrino lo pasará mal especialmente con estas armas, al final resulta que son objetos cotidianos del propio Tathagata, y suele saldarse el asunto cuando éste baja a la tierra para pedir lo que es suyo y redimir al monstruo.